domingo, 8 de mayo de 2011
Machu Picchu y la poesía de Neruda
Pablo Neruda, a mediados del siglo XX, durante su exilio, tras una persecución política, sale de Chile, y recorre muchos lugares del mundo.
En el libro “Canto General” podemos observar que Pablo Neruda nos muestra una realidad latinoamericana, al contar, a través de sus poemas, lo que fue la llegada de los conquistadores europeos a este “nuevo continente” que es hoy América.
El libro Canto General fue publicado en el año 1950 en México. Esta es considerada por muchos como la obra máxima del poeta chileno. Obra que le da gran importancia y mayor renombre.
Fernando Ruz Trujillo nos hace ver la importancia de “Canto general”:
La obra más densa y monumental que en cuanto a amplitud temática y síntesis americanista se haya realizado en el continente […] En ella se define como un verdadero cronista, al estilo de los conquistadores: todo lo expresa poéticamente, donde actúan los hombres y los pueblos, pues por ella desfilan los actores, desde el descubrimiento hasta nuestros días, al mismo tiempo que va presentando el escenario, o sea, territorio e historia, geografía y pueblo. (Historia de América con Neruda. Antofagasta, Chile. 2004. 12.)
Neruda visitó muchas veces Perú, y en una de estas ocasiones, en octubre de 1943, llegó hasta las ruinas de Machu Picchu. El poeta quedó maravillado con la experiencia vivida, y a partir de este encuentro con la magnificencia de la obra arquitectónica incluyó en su obra “Canto general” Los poemas que conforman “Alturas de Macchu Picchu”.
A continuación uno de los fragmentos más conocidos de “Alturas de Machu Picchu”:
“Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Hablad por mis palabras y mi sangre.”
Especialmente en este poema que corresponde al poema XII del canto II del libro canto general, es posible observar la empatía del poeta chileno con los incas que tantos años atrás trabajaron hasta el cansancio, hasta la muerte, un sacrificio por la construcción de la ciudadela inca de Machu Picchu.
Neruda, a través de sus versos rinde homenaje al hermoso lugar que visitó durante el exilio. Rinde homenaje a través de lo que puede ser considerada una expresión artística, la poesía.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario